Varios maestros y maestras han pasado la tarde pintando los bancos del aula de la naturaleza. Han sido unas horas de trabajo pero también de convivencia, charlas y risas.
Los claustros se deben nutrir de estos momentos, alejados de la rigidez de las reuniones institucionales y de las responsabilidades profesionales con nuestro querido alumnado. Sirven para conocernos mejor y forjar una identidad de grupo; nos identificamos con el Beato y nos sentimos orgullosos de pertenecer a su comunidad educativa.
En un sentido práctico y profesional, nos ayuda a relacionarnos con nuestros colegas, mejorando el trabajo cooperativo, dejamos de estar aislados en nuestra aulas, para colaborar y mejorar nuestro trabajo docente.
Por otro lado, también se ahorra un poco de dinero al colegio 😀